Cuando el alma se vuelve silencio

TESTIMONIOS INSPIRADORES

1/8/20251 min read

"Apagué la música. Cerré la puerta. Dejé el celular boca abajo.
Por fin, solo el murmullo de mi respiración.
No era fácil. En mi cabeza todavía gritaban pendientes, conversaciones pasadas y la ansiedad de lo que viene. Pero de a poco, como si alguien viniera a acariciarme el alma, todo fue cayendo.
Y en ese silencio… alguien hablaba..."

Vivimos con ruido dentro y fuera. Pero hay un lenguaje que sólo se aprende en el silencio. No es ausencia de sonido, sino presencia real de lo que importa.
El silencio interior no siempre es cómodo, pero es fértil.
Allí Dios no grita. Susurra.
Y cuando nos disponemos a escucharlo, su voz no viene como un trueno, sino como una certeza tranquila que nace en el centro de nuestro ser.

Cultivar el silencio es un acto de resistencia y de amor. Es elegir no correr, no tapar, no distraerse, sino estar. Y escuchar.

Te dejo un texto que tal vez pueda ayudarte en este momento:

“Habla, Señor, que tu siervo escucha.”
1 Samuel 3,10

¿Qué te parece este desafío espiritual?

Hoy, regálate 5 minutos de silencio real.
Pon una vela, si lo deseas, o simplemente cierra los ojos.
Respira profundo. No esperes nada. Solo disponte.
Luego de esos minutos, anota una palabra, una imagen o una emoción que haya surgido.
Eso puede ser una semilla de Dios.

Bendición

Que aprendas a confiar en el lenguaje del silencio.
Que allí donde no hay palabras, reconozcas la voz de Aquel que te ama desde siempre.

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