Iniciando octubre: acompañando a nuestros mayores con respeto y amor

REFLEXIÓN ESPIRITUAL PRÁCTICA

10/2/20252 min read

Doña Teresa, de 82 años, observa desde su ventana cómo los niños del barrio regresan del colegio. Recuerda que hace poco era ella quien corría para preparar colaciones, ordenar uniformes y acompañar tareas. Hoy su vida es más lenta, marcada por el silencio y la espera. Una vecina, al verla, se detuvo un día para saludarla y simplemente escucharla. Ese gesto, pequeño pero profundo, llenó su rostro de gratitud: “Gracias por darme un poco de tu tiempo”, dijo con lágrimas en los ojos.

Ese momento refleja lo esencial: nuestros mayores no necesitan grandes cosas, sino respeto, compañía y amor sincero. Su sabiduría, muchas veces silenciosa, es un tesoro que florece cuando alguien se detiene a reconocerla.

Octubre en Chile está dedicado a los adultos mayores, recordándonos que el valor de una sociedad se mide también por cómo cuida a quienes la precedieron. En un mundo que corre deprisa, ellos nos enseñan la importancia de la paciencia, la memoria y la gratitud.

Acompañar a nuestros mayores no es solo un acto de justicia, sino un gesto espiritual: en ellos descubrimos la presencia de Dios que se manifiesta en la experiencia y en la fragilidad.

Te propongo un camino práctico para acompañar a los mayores:

  1. Escucha sus historias: regala tiempo para oír su voz y su memoria.

  2. Hazles sentir útiles: pide un consejo o involúcralos en decisiones sencillas.

  3. Visítalos o llámalos: un saludo puede cambiarles el día.

  4. Ora por ellos y con ellos: reconoce que son una bendición en la familia y comunidad.

¿Qué me dices sobre lo que nos declara san Pablo?

  • "Corona de los ancianos son los nietos, y la honra de los hijos son sus padres" (Proverbios 17,6).

Dedica esta semana un tiempo especial para rezar con un adulto mayor de tu familia o comunidad. Si no es posible, enciende una vela en su nombre y ora por su salud, sabiduría y serenidad.

Bendición

Que el Señor bendiga a los adultos mayores con salud, paz y compañía. Que tu mirada hacia ellos sea siempre de respeto y amor, y que descubras en su sabiduría un reflejo del amor eterno de Dios. Amén.