Lecciones de paciencia y amor: historias de nuestros mayores
TESTIMONIOS INSPIRADORES
Oremos Juntos
10/24/20252 min read


Don Julio y doña Carmen llevan 58 años de casados. En su pequeño jardín de Maipú cultivan flores y recuerdos. Cada mañana se sientan a tomar té y, entre risas, repiten una costumbre que no han abandonado desde su juventud: darse la mano y agradecer por un nuevo día.
Cuando alguien les pregunta el secreto de su matrimonio, doña Carmen responde sin dudar: “No es aguantar, es aprender a amar despacio. Cuando uno ama con paciencia, los años no pesan”.
Su historia, tejida de silencios, abrazos y reconciliaciones, refleja una sabiduría que solo el tiempo y la fe pueden enseñar: el amor verdadero madura con el paso de los años y se fortalece cuando aprendemos a esperar y perdonar.
Los mayores son maestros de paciencia porque han aprendido que todo llega a su tiempo. Su forma de amar no es apresurada, sino profunda; no busca perfección, sino presencia. En un mundo que valora lo inmediato, sus historias nos recuerdan que la vida espiritual y el amor humano necesitan tiempo para crecer.
Aprender de ellos es redescubrir que amar también significa saber esperar, comprender, perdonar y celebrar lo cotidiano. La paciencia no es pasividad, es confianza en el proceso y en el amor que Dios siembra en nosotros.
Te propongo un camino práctico para aprender de su paciencia y amor:
Observa cómo viven los mayores que conoces: su ritmo, su calma, su manera de agradecer.
Escucha sus historias: descubrirás que muchas respuestas a tus preguntas ya fueron vividas por ellos.
Practica su enseñanza: aplica en tu día a día su modo de amar con serenidad y fe.
Agradece su ejemplo: dedícales unas palabras o una oración de gratitud por lo que han sembrado.
San Pablo ya nos invitaba a vivir de esta manera…
"El amor es paciente, es bondadoso; no se irrita ni lleva cuenta del mal recibido" (1 Corintios 13,4-5).
Camino práctico:
Piensa en una persona mayor que haya sido ejemplo de amor o paciencia en tu vida. Toma unos minutos para orar por ella y, si puedes, envíale un mensaje o visítala para agradecerle su ejemplo.
Bendición
Hoy oro contigo por todos los mayores que nos han enseñado a amar con paciencia y ternura. Que sus vidas sigan inspirando corazones jóvenes y que su ejemplo nos ayude a amar sin prisa, con confianza y fidelidad. Amén.