Resistir la presión social en tiempos de festividades
CRÍTICA PROFÉTICA O ACTIVA
Oremos Juntos
9/25/20252 min read


En pleno 18 de septiembre, Juan se encontraba en una ramada repleta de amigos. La música era fuerte, la comida abundante y las bebidas corrían sin parar. Entre risas y cánticos, alguien le insistió: “¡Tómate otro vaso, si no, no eres chileno de verdad!”. Juan sonrió, pero en su interior sintió un peso: no quería hacerlo, no porque no disfrutara la fiesta, sino porque deseaba mantenerse sobrio y consciente.
Ese instante lo confrontó con la realidad de muchos: las fiestas no solo traen alegría, también presión social para actuar en contra de lo que sentimos o creemos. Resistir no siempre es fácil, pero es una manera de vivir en coherencia con uno mismo y con Dios.
La presión social es una fuerza sutil que puede arrastrarnos hacia decisiones contrarias a nuestra libertad y nuestra fe. En tiempos de festividad, esta presión se disfraza de amistad, tradición o “buena onda”, pero en realidad puede dañar nuestro cuerpo, nuestras relaciones y nuestra conciencia.
La espiritualidad profética nos invita a recordar que la verdadera alegría no se compra ni se impone: nace del corazón libre y agradecido. Vivir la fiesta con autenticidad es un acto de resistencia frente a una sociedad que a veces confunde diversión con excesos.
Te propongo un camino práctico para resistir la presión social:
Define tus límites: ten claro de antemano qué quieres y qué no quieres hacer.
Exprésalo con firmeza y respeto: un “no, gracias” dicho con serenidad es suficiente.
Busca apoyos: rodéate de personas que respeten tus decisiones.
Recuerda tu propósito: conecta tus elecciones con tus valores y tu fe.
Fíjate lo que nos dice san Pablo:
"No se amolden a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente" (Romanos 12,2)
En medio de una celebración, si sientes presión, haz una breve oración en tu interior:
"Señor, dame la fuerza de ser libre y auténtico, incluso si voy contra la corriente."
Bendición
Que el Señor te dé valentía para resistir las presiones que no te hacen bien. Que vivas cada fiesta con libertad, gratitud y autenticidad, mostrando que la verdadera alegría está en el amor y no en los excesos. Amén.