“Volver a mirarnos con ternura” – cómo devolver dignidad a quienes han sido heridos

"La mirada de Juan había perdido su brillo. Estaba ahí, frente a mí, pero no lo veía. Había sido herido, no solo en su cuerpo, sino también en su alma. Lo miré, no con juicio, sino con ternura. Cerré los ojos por un segundo y dejé que mi corazón se abriera, como cuando un niño cae y necesita que lo levanten, no solo con las manos, sino con el amor. Abrí los ojos y volví a mirar a Juan con ternura."

Cuando nos encontramos con personas heridas, ya sea física o emocionalmente, lo primero que necesitamos es mirarlas con ternura. No con ojos de juicio, sino con compasión, con esa capacidad de ver la humanidad detrás de cada dolor. La ternura no es debilidad, es fuerza. Es ver más allá de la herida y reconocer la dignidad de la persona, como Dios lo hace con nosotros.

¿Te hace sentido lo que nos relata este evangelista?

“Al ver a la multitud, se compadeció de ellos, porque estaban desamparados y dispersos como ovejas que no tienen pastor."
Mateo 9,36

Llevémoslo a la práctica:

Hoy, elige mirar con ternura a alguien que tal vez te haya causado frustración o enojo. Siéntate con esa persona, o solo mírala, con el corazón abierto. Recuerda que Dios ve su dolor, su lucha y su belleza, y lo mismo debemos hacer nosotros.

Bendición

Que tus ojos se llenen de la ternura que Dios pone en tu corazón. Que, al mirar, puedas ver a cada ser humano como una manifestación de Su amor. Amén.

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